Wednesday, May 16, 2007

::: Guatemala: TIEMPO DE LA IZQUIERDA :::

Guatemala: TIEMPO DE LA IZQUIERDA
Por Miguel Ángel Sandoval

Uno de los procesos de mayor interés político en las filas de la izquierda, es el que se ha producido alrededor de la constitución de MAIZ, la elaboración de su programa, la visión de sus actividades en el corto y el mediano plazo y, por supuesto, la selección de sus candidaturas. El debate se ha convertido en el denominador común para cada uno de los temas abordados. Sea la opción de participar en las elecciones, las cuotas de las candidaturas por parte de los diversos sectores que integran MAIZ, o la forma en que se abordan las alianzas. En todo el signo dominante ha sido el debate. Y del mismo, a pesar de las diferencias, de expectativas no cumplidas en algunos casos y sectores, y de momentos ríspidos en los debates, el balance es positivo.

No es autocomplacencia sino la compresión que un proceso de tal calibre no se había producido en ningún momento de nuestra historia política reciente. Menos con tal nivel de resultados. En este sentido los hechos son más fuertes que nuestras propias dudas, reservas o desacuerdos. Es claro que en los diversos sectores o en analistas que tratan de ser ecuánimes, siempre queda la sensación de que se podía haber ido más lejos, o que los resultados no fueron los mejores que se podía esperar. Es la naturaleza humana siempre inconforme y buscando resultados mejores, pero en el caso de MAIZ, todo matizado por la urgencia de dar salida a un debate postergado, anulado, desdibujado, por lo inmediato del largo plazo. Una verdadera paradoja. Lo cierto del caso es que MAIZ, y su visión de izquierda son ya un hecho político en el país y una apuesta electoral de primer orden. Ello a pesar de su reciente inauguración.

De todas maneras, la sola idea de coaligar en un proyecto a la izquierda política y la social, así como a otras expresiones del movimiento popular guatemalteco, es sin duda un paso en firme en la comprensión de que estamos en tiempos de la izquierda. Se podría convenir que no es todo el movimiento social, y que no es toda la izquierda política. Y estoy de acuerdo con ello. Pero no es menos cierto que el proceso, como siempre, no da los resultados que se dan por descontado en los tiempos esperados. Es la lógica de los procesos políticos y sociales. El punto de partida no prefigura el de llegada, a menos que sea un ejercicio de laboratorio o de un gabinete aséptico y sin las variables de la acción política.

Pero fuera de estas consideraciones sobre la mecánica interna del proceso de construcción de MAIZ, hay por lo menos tres temas que vale la pena valorar a efecto de poder reflexionar sobre el tiempo de izquierda en que estamos inmersos.

El primero hace referencia al hartazgo de gobiernos de derecha que hemos padecido en nuestro país. Son como decimos en todos los espacios donde trabajamos como MAIZ, 17 gobiernos de derechas, oligárquicos, privatizadores, represivos, antinacionales. Y la muestra última es la debacle del empresario-finquero, Oscar Berger, que cuenta apenas con el 20% de aceptación por el mal gobierno, por la ignorancia y las tonterías que impuso en sus años de gobierno a la fecha. El despropósito total. Junto a esta debacle, ocurre que las ofertas electorales de la derecha no pasan de ofrecer mas de lo mismo y acaso, con menos fortuna que cuando Berger hizo lo propio. Ahora el fantasma del FRG ya no existe y la obligación es decir la porquería de gobierno que hizo la Gana y ello se les atraviesa en la garganta a la mayoría de partidos, que son malas copias de la visión empresarial de derecha que con la cola entre las piernas concluye un periodo caracterizado por la superficialidad política y los despropósitos. Aunque no faltará quien diga que no lo hicieron tan mal y que finalmente algo intentaron, etc. Etc.

El segundo tiene que ver con la ola de izquierda que se está produciendo en el sur del continente y en el norte y en nuestras barbas. ¿Acaso alguien piensa o cree que estamos vacunados contra esta influencia? ¿O que somos el único país que vive feliz con gobiernos de derecha empresarial y antinacional? ¿O que somos particularmente chapines y que no nos movemos por imitación? De todas maneras, mas allá de lo que se pueda pensar y concluir, la historia del continente nos habla de procesos en cadena, y a veces simultáneos en diferentes ocasiones. Ocurrió en las luchas independentistas, en los procesos de lucha liberal, en la crisis de los 30, en la postguerra, en la ola insurreccional de los 60. Y ahora lo vemos en los procesos de izquierda del más diverso signo que se producen en el continente. Sean Chávez, Evo Morales, Lula o Correa, lo cierto del caso es que todos tienen como denominador común el hartazgo de la derecha y la emergencia de los oprimidos de siempre. Son los hechos. Aunque no faltará quien demuestre que somos la excepción de todo.

Un tercer dato para el caso de nuestro país se encuentra en la idea de pasar de la resistencia al poder como se ha dicho desde la victoria electoral de Evo Morales en Bolivia hace ya más de un año. Es lo que se dijo hasta el cansancio en el encuentro indígena de Tecpan, donde las mas diversas expresiones indígenas del continente y de Guatemala afirmaron que era tiempo de pasar a la ofensiva, o dicho de otra manera, que era tiempo de pasar de la resistencia de los 500 años a la toma del poder político. Y ello, agrego, solo se puede hacer por la izquierda para hacer las transformaciones indispensables que están vinculadas a la liberación de los pueblos indígenas. Aquí también no faltara quien diga que los indígenas no son de izquierda ni de derecha sino todo lo contrario. Y que menos se van a mover por la izquierda. Pero eso ya lo sabemos.

Me ha tocado ver la energía de la gente en varios departamentos del país. Sea en Jalapa, Chiquimula, Jutiapa, Escuintla o El Quiché, la constante es la urgencia de una victoria de la izquierda, la compresión de que es nuestro tiempo, y que las razones que apunto en líneas anteriores, son parte del nuevo escenario político, pero sobre todo, son parte del discurso que la izquierda aglutinada en MAIZ, impulsa en los mas variados puntos de la geografía nacional. Es por ello nuestro tiempo, el tiempo de la izquierda.

Creo finalmente, que en la actualidad buscar salidas por el centro o con formulas "políticamente correctas" solo indican el nivel de incomprensión de los datos políticos, sociales e históricos que se encuentran en la base de nuestra afirmación de que estamos ante el tiempo de la izquierda en Guatemala. Incluso me atrevo a pensar que en algunos colegas de la izquierda, las dudas o las críticas y el consecuente inmovilismo, solo esconden el miedo al éxito, el temor a las victorias. La critica tiene su momento, la acción también. El inmovilismo es la derrota anticipada, pero sobre todo, la renuncia al éxito y a las victorias.


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